lunes, 16 de marzo de 2009

Pequeña historia de la arquitectura

Ahora la gente vive en casas grandes, con puertas y ventanas, y patios enlosados, y portales de columnas; pero hace muchos miles de años los hombres no vivían así, […] En aquellos tiempos no había libros que contasen las cosas: las piedras, los huesos, las conchas, los instrumentos de trabajo son los que enseñan cómo vivían los hombres de antes.
JOSÉ MARTÍ

En Cuba, los primeros habitantes vivieron en bohíos, hasta la llegada de los españoles, quienes a golpe de hostias hicieron a los inditos construir viviendas de acuerdo a los códigos arquitectónicos de la época vigentes en la metrópoli.
Por una cuestión de orden cronológico vendría hablar un poco de la evolución de nuevas técnicas que revolucionaron la arquitectura en la etapa colonial o de la exteriorización del poder económico durante la República Neocolonial a través de los nuevos órdenes y tendencias arquitectónicas, pero sería un exceso de entusiasmo.

Según Roberto Segre, en su libro Arquitectura y Urbanismo de la Revolución cubana: “La vivienda es una necesidad, un derecho y un deber fundamental, cuya solución, al extenderse a todos, se convierte en una victoria de la justicia social y en la mejor medida del desarrollo soberano y pacífico de los pueblos”. Entonces, la historia real y más moderna de la arquitectura en Cuba comienza con la construcción masiva de de hogares para la población desposeída, con el consecuente uso de técnicas de prefabricado y/o la creación de entornos copiados al calco repetidos a todo lo largo de la geografía. Espacios propicios para la sabrosa vida en colectivo. Los repartos –una ganancia de este nuevo orden constructivo–, según definición del DRAE son, en su tercera acepción, el término empleado en Cuba para denominar un barrio residencial.


Estos hermosos barrios residenciales, específicamente los compuestos por los distintivos edificios prefabricados, constituyen una magnífica pieza arquitectónica de exposición, a modo de muestra de la degradación de la Arquitectura como arte y del paso de los arquitectos desde su condición de artífices a meros obreros de ladrillo y cemento. Por demás, en los días que corren, son museos actualizados de lo mejor del arte chatarra…, y, en algunos casos, un rescate de las más antiguas tradiciones aborígenes que harían pensar a cualquier indiecito lindo por qué diablos le dieron tantas hostias para construir aquellas casonas coloniales si a la larga se iba a regresar a los bohíos.

No hay comentarios: